Gerónimo Díaz – el Oso

Gerónimo Díaz – el Oso

El Oso Gerónimo Díaz nació el 13 de octubre de 1905 en Barrancas, “bastión de Patria, provincia de Santa Fé“. De entre los caminos de la provincia se esparce un deporte que emergió en los rincones de las Escuelas argentinas. Infinidad de jóvenes de las chacras y pueblos del interior de la provincia expanden esa vitalidad, y llegan a los Clubes de las ciudades. Gerónimo Díaz fue un gran guardavalla de esos años dorados, previo a que los jugadores comiencen a cobrar, bajo contrato documentado, grandes sumas de dinero. Deslumbró a todos en Gimnasia y Esgrima Santa Fé, los ‘men sana’ de la ciudad del litoral. En 1929, con 23 años, llega al Club Atlético Newell’s Old Boys.

Contar con la humanidad de Gerónimo Díaz en el arco era sinónimo de seguridad. Poseía una fuerza descomunal para volar por los aires y hacerse del balón, peleando contra los delanteros que acechaban el área. Empujado por los backs, el Oso era dueño del área, del área grande, sin temores ni especulaciones por dejar descubierta la valla. Gran destreza para las estiradas que alejaban el peligro. El Oso Díaz también podía recurrir en excesos… en el uso de su fuerza defensiva, y también se lo veía peleando aireadamente con los jueces. Cubrir el área y salvar la valla, en el palo por palo. En aquellos días de los tercetos defensivos (se defendía con 2 backs y el arquero), el arquero quedaba expuesto en reiteradas ocasiones. Un puesto bastante mezquino para jugadores tibios, pero Gerónimo Díaz poseía un temperamento poderoso, y un amor propio que lo empujaban a la entrega total. Tenía voz de mando, seguridad, y también tenía el carisma que necesita el equipo a la hora de reclamar las jugadas, carisma que suele malinterpretarse por la afición contraria… cualidades que generan un cóctel de rechazo que ablanda a los referees y jueces de línea, casi siempre corrompidos por el poder. Por recurrir a aireados reclamos, Gerónimo Díaz, en más de una oportunidad se fue expulsado del field. Como aquella jornada del 2 de marzo de 1935, en Buenos Aires, frente a Racing Club. El juez expulsó al Oso por exceso verbal; y mientras salía del campo, tras la gresca generalizada, le propinó un fuerte golpe de puño al lineman. Bianchi también se fue expulsado, pero el Newell’s Old Boys del Alemán Celli, con 9 jugadores, sorprendió a todos desplegando un fútbol rutilante, y salvó el honor con un gran triunfo por 3 a 1.

Gerónimo Díaz jugó al menos 117 partidos en Newell’s Old Boys entre 1929 y 1935. Fue Campeón en la Copa Vila 1929, en el Torneo Gobernador Molinas 1931, 1933, 1934, 1935, y en la Copa Estímulo 1933. Siendo jugador Rojinegro se embarcó en travesías deportivas junto a Vélez Sarsfield por el continente americano (noviembre 1930 – abril 1931), y junto a Sportivo Barracas por Brasil y Europa (enero/mayo 1929).

Gerónimo Díaz ocupó la valla en los últimos días del llamado “fútbol amateur“, período en el que estaba mal considerado que los jugadores cobraran sumas de dinero a cambio de sus servicios los días de partido… en el despertar del fútbol, los jugadores debían ser socios del Club al que representaban, y para jugar los partidos debían tener cuota al día. A lo largo de la década de 1920 los cracks fueron perseguidos, acusados de ser profesionales, los capitanes eran los encargados de repartir la cajita de fósforos donde descansaban los billetes en metálico. Estas discusiones impuestas por secotres sajones calaron hondo, discusiones infames que perseguían a las figuras rutilantes… los sectores sajones se veían desplazados del monopolio en la organización del deporte. Más precisamente, la comunidad británica en Buenos Aires, que había ejercido el monopolio de la Liga Porteña desde el inicio del fútbol organizado y en aquellos días se veían desplazados de los puestos de influencia, inundó sus páginas deportivas con sospechas y persecuciones armadas a dedo. Maniobras ejecutadas por los operadores mercenarios de la pluma, los pasquines de chimentos deportivos. El caldo de cultivo alteró los ánimos de la afición al fútbol, y llevó mucho tiempo de contrarrestar, la instaruación del llamado “profesionalismo” no fue la solución.

En 1931, queda instaurado el profesionalismo en la Liga Porteña, y el fútbol rosarino, para no perderle pisada, conforma la Asociación Rosarina de Fútbol (ARF). La Liga Rosarina de Football sigue funcionando unos años más (hasta 1934), lo que deja de manifiesto que son 2 entidades diferentes. En la Memoria y Balance de 1929, en su XXV aniversario, la LRF manifestó que la Copa Pinasco 1905 y 1906, fueron disputados por la única divisional que existía, y que en 1907 se instauró el Campeonato de Segunda División, por lo cual, las Copas de 1905 y 1906 pertenecen a Primera División. Este detalle es omitido en reiteradas oportunidades por la ARF.

En el primer Torneo profesional organizado por la ARF, Newell’s Old Boys sale Campeón ganando el torneo de punta a punta. Colosal terceto defensivo conformado por Bureu, el Oso Díaz y Lecea. En 1932 llegan a Newell’s los gloriosos backs porteños Oscar y Ezequiel Tarrío. Salir al campo con los hermanos Tarrío en el once era contar con ventaja. En 1932 Newell’s obtiene el subcampeonato, y en 1933 vuelve a obtener tíulo de Campeón. El cuadro Rojinegro pasea los prestigios del fútbol de la escuela rosarina por los campos deportivos del país. En el despertar del fútbol profesional Newell’s impone su supremacía construida a lo largo de su brillante trayectoria. Ese año, 1933, los Rojinegros se consagran en la Copa Estímulo. En el Torneo Molinas 1934, Newell’s vuelve a arrasar, y consigue el Bicampeonato Rosarino. Durante la pretemporada de 1935, Oscar Tarrío regresa a Buenos Aires, atrás deja páginas de Gloria deportiva junto a su camarada Díaz y su Hermano Ezequiel. En ese 1935, con la obtención del Tricampeonato, Newell’s quiebra una era en el Fútbol Rosarino. Las miradas se posan en el Torneo Porteño, la competencia local ya no atraía, ni era competitiva para seguir creciendo…

Una vez retirado de la práctica del fútbol, el Oso Díaz comienza a trabajar como Entrenador en equipos locales, donde consigue grandes campañas. En 1948 regresa a Newell’s Old Boys para hacerse cargo del primer equipo. Le devuelve a la Lepra el empuje característico. Antes de la huelga de “estrellas” de ese año, Newell’s venía cumpliendo buenas actuciones. Obtuvo el primer triunfo en la cancha de Boca desde el ingreso a los torneos de AFA (el 20 de junio triunfo por 1 a 0), triunfo en el clásico jugado en el Parque (2 a 0 el 8 de agosto), pero en las últimas fechas, las “estrellas” se declararon en huelga, y el Torneo finalizó disputado por los noveles y juveniles de las reservas y terceras (Racing Club, el cuadro que venía liderando el torneo dejó la competencia, Newell’s terminó 5to). Al año siguiente, 1949, el Newell’s del Oso Díaz repite la buena campaña, y accede en diciembre a disputar la Copa Adrián Escobar (Título Nacional). En un torneo relámpago jugado en Buenos Aires, Newell’s Old Boys se encuentra en la final empatando los 90 minutos contra Racing Club. Hay alargue, y por diferencia de córners a favor, Newell’s obtiene el título de Campeón Nacional. Esa consagración le abre las puertas a Newell’s Old Boys para embarcarse en una Gira por Europa entre diciembre 1949 y febrero 1950. Newell’s Old Boys, encabezado por el Entrenador Gerónimo Díaz, y el Profe Ricardo Martínez Carbonell, lleva los prestigios de la escuela rosarina por primera vez al continente europeo. Brilla su orgullo, y pasea su honor, despertando en la afición europea las mejores emociones. Newell’s deja una excelsa imagen de vigor deportivo. La Legión Rojinegra recibe los cables en las puertas del Club, brega con impaciencia por los resultados y noticias de los cracks que defienden los honores del querido y viejo Newell’s en tierras lejanas… se conquistan los fields europeos clavando el pabellón rojinegro para hacerlo flamear con hidalguía. El saldo de la Gira fue de 14 partidos jugados, ganó 9, empató 3 y perdió apénas 2, Newell’s Old Boys convirtió 40 goles y recibió 18.

Culminando la priemra rueda del torneo 1950 (fecha 15), el Oso Díaz deja su puesto de Entrenador para hacerse cargo de Deportivo La Coruña. El recuerdo del Newell’s que brilló por aquellas tierras permanece vigente. En la temporada 1951/52 dirige al Racing de Santander, y en 1953 tiene un fugaz paso por Boca Juniors. Entre 1954 y 1955 Campeona con la Reserva de San Lorenzo, y tiene un breve paso por la primera. En 1955, en el ascenso, realiza una excelente campaña en Unión de Santa Fé. En 1959 el Oso Díaz regresa a Newell’s Old Boys. Ese año la Lepra realiza una buena campaña tras las turbulencias del año anterior. Aparecen en el primer equipo Federico Sacchi, Anacleto Peano, backs y medios superlativos del Parque. Tras una acpetable buena primera rueda en 1960, una serie de malos resultados alejan al Oso Díaz del primer equipo. Lamentablamente esa serie no pudo revertirse y Newell’s se encuentra en diciembre de 1960 penando en el fondo de la tabla. Ese desliz, que le puede ocurrir a cualquiera, dejó registro de ser la única vez que el Club sufriera tal acontecimiento. Y no es macabro, ni morborso mencionarlo… comprender de donde venimos nos hará más fuertes para atravesar el presente, y pelear para que aquello que alguna vez fue, no vuelva nunca más a ser. Evadirlo y ocultarlo es de cobardes.

Tras la infamia orquestada por el Consejo de la AFA en el verano de 1962, el Club inicia un litigio judicial/penal en contra de la AFA. Cuando parecía que Newell’s iba a torcer el destino infame, y por fin lograr limpiar su nombre, la AFA le propone retirar los cargos, y a cambio de no volver a peticionar el reclamo, la AFA accede a devolverle el ascenso ganado en cancha en el Torneo 1961. En esa realidad, Gerónimo Díaz vuelve a hecerse cargo del primer equipo para el Torneo de 1964, jugándose el cuero en una delicada situación, en uno de los peores momentos deportivos. En 1965 regresa al Club la Bruja Raúl Belén, y el Oso Díaz comienza a mermar su participación, sería el Alemán Celli quien lo reemplazaría como Entrenador.

El Oso Díaz dirigió a Newell’s en alrededor de 180 partidos. Rueda de auxilio en innumerables oportunidades. Recaerle hoy por un breve paso por otro club de la ciudad, es “olvidarse mil cosas buenas por una que salió mala“, sería injusto, como canta José Larralde. Gerónimo Díaz, tipo tranquilo y directo, conocedor de los problemas por los que atravesaba el jugador de esos días remotos… la muchachada y las pensiones… la muchachada y la melancolía, añoranza del hogar que no se tiene… cuántas veces hay que recurrir a concepciones que exceden al deporte para tener enteros a los jugadores, que ante los ojos del espectador, se aparecen solo de maravillas y goces, olvidando que en el día a día todas las personas la peleamos, todos luchamos, y apenas algunos pocos elegidos tienen la fortuna de defender a Newell’s Old Boys en las faenas deportivas.

El Oso Díaz llegó al Club desde la ciudad de Santa Fé, incursionó en algunos otros clubes, pero siempre volvió al cálido hogar del Parque Indepndencia, allí, donde brillan las grandes glorias del Fútbol, los ídolos del deporte Nacional.

SALÚ OSO DÍAZ
SIEMPRE EN EL VIVO RECUERDO ROJINEGRO