La repugnante cultura de lo ‘políticamente correcto‘ busca imponerse a cualquier costo. Desde los inicios de los tiempos existen otarios que se suben al pedestal para simplemente ‘intermediar‘. No se la juegan en las faenas. No se juegan el garguero por temor a exponerse. Acusan y juzgan a quienes no se callan un entripado. Cobardes por vocación. Ortivas de profesión. En el deporte proliferan los mal llamados ‘periodistas deportivos‘, un séquito repugnante y genuflexo del poder… ven pasar el dinero que adoran, y se arrastran adulando héroes de latón por dos migajas, por una pinche exclusiva… al final del día, por complicidad, sus pasquines terminan siendo las voces de los ladrones y mentirosos del poder.
Hoy le pegan a Marcelo Bielsa. Ayer quisieron devorar a Jorge Griffa cuando triunfaba en Europa. ¿Y cuando iniciaba el fútbol? También. En los años 1910, los ortivas en sus pasquines persiguieron a José Viale, ídolo popular del deporte, Gloria del Interior, por unos viáticos que la Asociación Porteña le asignaba para trasladarse los días que jugaba en la Selección, cuando aún era un combinado porteño de la comunidad británica. Siempre fue así, desde que los porteños impusieron como triunfador de Pavón a Mitre, un cobarde de recámara, poeta de la farsa y el odio, presidente de un pasquín confabulador. Las operetas en contra de Jorge Griffa proliferaron mientras triunfaba en el Atlético Madrid. Le pegaron desde el día uno. Como siempre. No podía ser de otra manera. Por odio y rencor le quitaron los Mundiales en los que podría haber brillado defendiendo los colores Nacionales. No lo dejaron.
A continuación, compartimos uno de los tantos expedientes confidenciales que publicaba Evaristo Monti. En plena campaña de difamación en contra de Griffa, el recordado Leproso, nos brinda una curiosa descripción de los odiadores, ortivas y cobardes porteños, siempre con el apoyo de los cipayos y genuflexos locales:
Estrictamente Confidencial, Evaristo Monti. 9 de marzo de 1960. diario Crónica.
<<MADRID. EL CRACK SIGUE SIENDO CRACK.
Jorge Griffa es un crack. El campeonato sudamericano de fútbol jugado en Buenos Aires, cancha de River Plate, se ganó, en buena medida, por su capacidad, por el vigor de su acción, por la destreza de su juego defensivo, por la cuota extensa de impulsos valiosos cedidos al equipo que había fracasado con Cardoso en ese puesto. ¡Qué contrasentido pavoroso de nuestro fútbol! El número 2 de Boca titular, jugando alegremente y el casildense mirando desde afuera. Luego, los teóricos porteños insistiendo en que Cardoso es un jugador de clase, de prestancia, que toma la pelota y la pasa bien, que mira al compañero, que ordena el juego. ¡Cuántas monsergas debe aguantarse el aficionado desprevenido y desamparado, al que le meten los cuentos más atrevidos para cumplir una doble función: sostener a toda costa principios caducos y quedar bien con las hinchadas del lugar, cuánto más numerosas más atendibles! Pero yo, que lo vi jugar a Griffa en ese Sudamericano, dándole consistencia a la defensa en el partido contra Perú, que asomaba como el cuco del campeonato, afirmé entonces y lo sigo diciendo, que la arquitectura defensiva del seleccionado argentina debe reconocer en Griffa a un elemento fundamental de su éxito.
Actualmente, Griffa juega en España para el Atlético de Madrid. Las versiones que circulan, de dudoso origen, indican que está jugando mal, que no camina. En círculos allegados al fútbol local, se comenta que publicaciones españolas censuran al casildense y que, en general, hicieron mal en comprarlo y aquí, bien en venderlo.
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Les voy a copiar títulos, párrafos, epígrafes, subtítulos de notas deportivas españolas, por ejemplo, Marca, que es tradicional en la literatura deportiva peninsular y ustedes harán su propio juicio. En oportunidad del partido con Oviedo, que los rojiblancos del Atlético ganaron, sacaron una fotografía a Griffa con Vavá, ambos muy abrigados. El epígrafe dice: “Griffa, que aparece con el gabán puesto, aunque no parezca muy correcto, hubo de levantarse para comer y volver a acostarse en seguida… ¡Qué resfriado tenía el chaval y qué partido magnífico hizo…!”
Este es un título de los muchos recortes que han llegado a mi poder: “Gento y Griffa fueron los mejores jugadores el domingo” (Marca, 29 de diciembre de 1959). Otro: “Los madrileños, seguros en la zaga, con el defensa Griffa convertido en figura, fueron más rápidos en el ataque” (Marca, 22 de diciembre de 1959).
En ese partido el casildense se dio un porrazo terrible, con fractura de costilla y debió estar ausente tres partidos, los tres perdidos por el Atlético.
Cuando jugaron con Real Madrid, el comentario que leo establece: “Para nosotros, el mejor hombre del Atlético fue Griffa, sobrio, escueto y ya mucho más hecho a nuestro juego…“.
Otro partido y otro comentario: “El conjunto visitante tiene figuras de excepcional valía, hace un fútbol bien enlazado y muchas veces rápido, pero frente a un sistema defensivo veloz y perspicaz como fué en esta ocasión el dirigido brillantemente por Griffa, tiene muy poco que hacer…“.
Los rojiblancos del Atlético derrotaron al Osasuna y ¿qué dicen los comentaristas…?: “Griffa fué una muralla bien secundada por Revilla y Callejo…”.
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Será bueno, pues, dejar las cosas en claro. En un reportaje que le hicieron para una revista, cuyo recorte poseo, se afirma: “El tiempo ha demostrado que Atlético Madrid estuvo acertado al traer a Jorge Griffa. Los partidos le han dado esa seguridad que precisaba, identificándolo con nuestro estilo, lo que precisaba, únicamente, el buen jugador“.
Hay más todavía. El autor de la nota, José Sarrasco, insiste en destacar las virtudes de Griffa, asegurando: “Jorge Bernardo Griffa, formado en el fútbol argentino, ha sido la gran revelación entre las adquisiciones realizadas esta temporada“.
Esta serie de elogios, contrastan con algunas informaciones que se difunden por aquí totalmente reñidas con la realidad. Lo cierto es que Jorge Griffa se constituye en el Atlético de Madrid en el gran defensor que todos admiramos en nuestra ciudad y por supuesto, tiene por delante más triunfos todavía.
Para la gente de Newell’s debe significar un alegrón saberlo, como también, que las respuestas a las preguntas formuladas por el cronista, desbordan recuerdos cariñosos por el club Rojinegro. Todo ello hace pensar que Griffa no fue el autor de esas acusaciones ásperas que dieron motivo a tantas complicaciones y que ofendieron – como resulta lógico – a las autoridades de la entidad del Parque. Si efectivamente dijo todo aquello, no insiste en recordarlo, acaso porque reflexiona y comprende lo auténtico y perdurable de las contingencias que vivió.>>
Estrictamente Confidencial, Evaristo Monti. 9 de marzo de 1960. diario Crónica.
