El 23 de junio de 1996 Newell’s Old Boys ganó 2a0 el clásico. La costumbre ferroviaria de no saber perder hizo que Aníbal Hay suspendiera el partido a los 64′ minutos, cuando Gustavo Raggio se aprestaba a ejecutar un tiro penal. Las bombas retrasaron el inicio del partido, y al final, con su estruendosa cobardía, marcaron el final…. un abandono más de los del railway….
El siguiente, es un extracto del libro “DE NEWELL, Historias de Fútbol, Pasión y Locura” de José Dalonso:
“[…] cuando se les acercó la prensa, Carozo soltó una frase que en Rosario nadie olvida. <<Se puede pensar que lo hice para vender humo, pero no fue así. Esas palabras tienen mucho hincha adentro y yo sabía que el periodista al que se las dije tenía un alto grado de fanatismo hacia el railway y el camarógrafo también. Después, salió grabado y en un primer momento me trajo problemas, pero tuve el apoyo del corazón de la hinchada, en especial de el ‘Loco Demente’, con quien mantengo una gran relación>>.
Aquella frase de Raggio debe interpretarse en el contexto en el cual se hallaba ese plantel joven. En la 2da mitad de los ’90, Newell’s había cambiado varios técnicos – Castelli, Donsanti y Yudica – hasta la llegada de Zanabria, quien después de un comienzo espectacular no había conseguido demasiados puntos.
Dice Gustavo: <<Zanabria es un tipo al que quiero muchísimo. Él asume en la semana previa al partido con Boca. El nuestro era un equipo de pibes y teníamos que enfrentar a Maradona, Caniggia, Gamboa, Fabbri y Navarro Montoya. Todos esperábamos que nos concentrara y él nos sacó la presión: jugábamos un sábado a la noche en el vueltódromo y recién fuimos al hotel el viernes al mediodía>>. Esa noche Hernán Franco, hermano de Darío, le dio el triunfo a Newell’s*.
*el árbitro era Daniel Jiménez, quien sancionó un penal más que dudoso para la visita. Lo ejecutó Diego y dio en el palo.
Después siguieron cuatro empates y dos derrotas hasta el día del clásico.
El sábado 16 de junio Newell’s, que venía de perder 1a0 con Vélez, visita a Banfield. Con 10 hombres empata uno a uno*. <<Había sido un partido muy duro, por eso cuando llegamos al vestuario dije: ‘Hoy empezamos a ganar el clásico’. Tengo guardado el recorte de Lacra con esas declaraciones>>, cuenta Carozo.
*esa tarde debutó un pibe de 17 años llamado Walter Luján, luego Samuel.
<<Después nos fuimos a concentrar a un hotel de San Nicolás, y entrenábamos a la cancha de Atlético Empalme (de Villa Constitución). El jueves está por empezar la práctica de fútbol y Mario arma dos equipos mezclados, que nada tenían que ver con los que habíamos jugado en Banfield. Había jugadores en posiciones distintas. Nosotros no entendíamos nada. El sábado a la mañana hacemos (ensayos con) ‘pelota parada’ y da la formación. Todos nos sorprendimos*.
*la formación fue: Cejas, Aquino, Raggio, Siviero y Faggiani, Priotti, Franco y Manso, Scaloni, Gabrich y Bruno Giménez (hoy Marioni). Salían del equipo: Vojvoda, Basualdo, Iotov y Luján.
Vinimos al (hotel) Riviera y en la cena Mario nos muestra 20 minutos de un partido del railway. Corta, repite la formación y dice: ‘Así vamos a ganar el clásico‘. Y así fue: los superamos desde el primer minuto>>.
De local, pero en la cancha del rival, Newell’s salió como una tromba. Todos mordían y Manso ponía en ridículo a los contrarios, al punto de que avanzado el partido nadie quería salirle al cruce. Tiempo después, se inventó una canción con música de ‘piel morena’, un tema de moda: ‘Baila Palma, con la zurda de Mansito…‘.
A los 28 del primer tiempo, vino un corner desde la izquierda, Raggio metió el cabezazo y el enorme Iván Gabrich la empujó sobre la línea. Escaló el tejido, seguido de Aquino, para festejar con la gente. En el segundo tiempo, a los ocho, Bruno Giménez se le anticipa a Castellanos y, de cabeza, mete el segundo.
A partir de ahí, ya no fue sólo la presión física de Newell’s. Empezó un baile intolerable para algunos. A los 23 Carbonari comete penal. Raggio acomoda la pelota y empiezan a caer las bombas.
Los Leprosos ya habíamos experimentado en varias ocasiones (al menos 10) la incapacidad del rival para digerir derrotas. Ahora, tirar bombas ¿no fue demasiado?”
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“DE NEWELL, Historias de Fútbol, Pasión y Locura“; José Dalonso, 2003.
Ni bien terminó el partido, entre los festejos, Gustavo Raggio inmortalizó la siguiente frase RojiNegra: “Te dije en la semana que les íbamos a romper bien el culo a estos hijos de puta, esto es para la gente de Newell’s, que nos sigue a todos lados”.
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